lunes, 30 de abril de 2012

Cero a la Izquierda



Hace unas cuantas semanas  inició oficialmente el proceso electoral en México que tiene como objetivo designar  a la persona "indicada" para ocupar el puesto del Ejecutivo Federal.  Este proceso culminará con las elecciones del primero de Julio del 2012, donde todos los personas mayores de 18 años están invitados a participar mediante el uso del sufragio libre y secreto.  

Esta invitación que mas bien debería ser una obligación, da el poder de  designar libre y directamente al que se considere como mejor opción o alternativa  para poder desempeñar el cargo publico en cuestión. El poder de la democracia permite exactamente eso, que el pueblo que por el simple hecho de serlo,  pueda gracias a las mayorías, tomar sus propias decisiones. 

Pero, ¿que pasa cuando se decide no ir a votar u optar por la anulación del voto? . Lo que pasa entonces es que tú como ciudadano,  pasas  a formar parte del grupo de los "Ceros a la Izquierda" que se sabe que están ahí, pero que  realmente no sirven para nada.  Aquellos que llevan la insignia de este grupo, postulan que mediante el anule del voto, las autoridades electorales y los partidos políticos comprenderán que están actuando de manera incorrecta y que debido a eso, ellos tomarán conciencia y decidirán actuar de la manera en la que al pueblo le convenga.   

Sin embargo lo que realmente ocurre es que el sistema democrático sigue su auge  normal sin importar si muchos votaron o si muchos no lo hicieron. Los altos niveles de abstencionismo que caracterizan a las elecciones en México, son prueba de que esa no es la forma de hacer las cosas. 

Ante este panorama que se  presenta donde las opciones que hay, no son las que todos quisieran, la mejor acción que se puede realizar es otorgar un voto consciente y meditado a aquel que personalmente sea la mejor opción.  La democracia no solo consiste en la elección sino también en la rendición de cuentas y es ahí donde recae la importancia en el voto, aquel que vota puede protestar, reclamar, opinar y exigir. Aquel que no lo hace, bueno ya sabemos lo que pasa.